miércoles, 23 de abril de 2014

Mutación.



-¿Y qué se supone que debe hacer? -Preguntó indiferente el supervisor del proyecto, el cual recordaba vagamente a una de los torpes seres que habían habitado el centro del continente.
-Pues… Bueno, hasta ahora no ha dado los resultados esperados, pero en cuando logremos algo le informaremos -Respondió nerviosamente el Ingeniero Mariano.

La empresa no puede tolerar más tiempo, ya se cumplieron los 5 años que nos pidió solo para la investigación y casi terminan los 10 de desarrollo, y… -Echando una mirada indiferente al complejo equipo que en su vida sabría utilizar, agregó- al parecer todavía no trae resultados positivos para la corporación, tiene unas semana –Dando media vuelta se marchó no sin dejar un amargo sabor a bilis en la boca de los presentes.

El Ingeniero Mariano había estado trabajando por más de 15 años en este proyecto, lamentablemente no encontró apoyo hasta que la compañía ANIFUT INC le tendió la mano y tras 15 años más sabía a ciencia cierta que estaba a punto de dar con algo importante, pero últimamente las finanzas de la compañía no habían estado muy bien y no tenían con que apoyar más que reteniéndolo hasta que acabara el plazo de su contrato, después… Bueno, no valía la pena pensar en eso, debía apurarse.

-¡Esto es realmente increíble! Yo a punto de realizar un importante descubrimiento ¡Pero no! No pueden darme más tiempo… -Gritaba el Ingeniero Mariano frente a su asistente, la doctora Leona- Lo siento, no quiero aburrirte, llevo hablando tanto tiempo de esto que no te he dejado decir ni una sola palabra.
-No se preocupe ingeniero, sus experimentos se me hacen muy interesantes, pero no era de esto de lo que quería hablar… -Subiéndose a la mesa sujetó intensamente al Ingeniero Mariano, cayeron al suelo, pero no se levantarían hasta un rato después.

Entonces golpearon con sus cuerpos el paquete aún sin abrir que traería el resultado final de la última prueba, aquel paquete cayó, al abrirse dejó una pequeña criatura que cargaba dentro de un pliego de su piel abdominal otras tres cabezas, no había restos de cascaron. Asustado, o acaso… asustada salió corriendo de ahí, bajo las tenues lámparas del laboratorio se pudo observar una fina capa de pelaje, seguramente una mutación que le convendría en los difíciles y fríos tiempos que se avecinaban.

Antes de salir lo último que vio fueron dos pesadas colas moviéndose a la par donde una vez habían estado ella y sus crías. Salió.

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