Es
la mañana del sábado, te despiertas, te quedas meditando un rato y deciden
levantarte y prepararte un desayuno, te diriges a la cocina y te preparas un
emparedado, notas algo raro: hay una
mancha roja recorriendo la mitad de la cocina, te hincas para limpiarla y te
das cuenta de que se dirige a algún lugar, la sigues y caes en la cuenta de lo
que significa, evitas preocuparte mientras degustas tu desayuno, vas a darte un
baño mientras piensas como solucionar el gravísimo problema en el que te has
metido, ellos no tardarán en llegar y para eso debe estar impecable toda la
casa, no puedes darte el lujo de que sospechen, no otra vez. Terminas de darte
el baño y te dispones a cambiarte, elijes cuidadosamente la tu ropa, eres
psicólogo y sabes lo que podría significar cada tipo de vestido a ojos de un
experto, después de una incesante sacadera de prendas te decides por unos jeans
y una camisa color azul cielo, nada pretencioso te colocas los accesorios
familiares que desde la noche anterior te pertenecen te perfumas y peinas,
tiendes tu cama y acabas arreglando todo tu cuarto, dirigiéndote a la sala de
estar te acuerdas de la mancha de sangre que habías encontrado unas horas antes
y la limpias, todo está perfecto para cuando lleguen los invitados, miras a tu alrededor
y te preocupas; falta algo, para tranquilizarte pones música y empiezas a leer
de nuevo uno de tus libros favoritos: “El Perfume”, rápidamente te identificas
con el personaje y al ritmo interminable de la 9ª sinfonía de Beethoven logras
acabar con esos nervios que desde la mañana te venían acosando. Empiezas a
preparar lo que vendrá siendo la comida de esta tarde, vas sacando los
ingredientes, será algo con bastante carne, que tus invitados se la pasen bien,
eso es lo que quieres lograr, empiezas a recordar porque lo haces, sonríes, no
vale la pena pensar en esas cosas, tu infancia ya fue muy traumática como para
recordar lo que te haya pasado, imaginas
recordar ese odio ficticio que tuviste contra todo el mundo, culpándolo por lo
que te sucedió, como si hubieran tenido la culpa, años después comprenderías
que el vengarte de todo el mundo no aliviaría ese martirió que era el tener que
seguir respirando el resto de tu vida, así que en un arranque inextinguible de
odio y rencor decidiste seguir con tu plan, a una escala mucho más reducida,
claro. Qué curioso, a pesar de saber que
tarde o temprano tendrán que acabar contigo eres feliz, feliz en cierta forma,
feliz de un modo que solo tú eres capaz de entender, si te has auto-salvado del
suicidio es por eso, por tu gran y bondadosa felicidad que quieres compartir
con todas tus personas cercanas, conocidos, amigos, para demostrarles que ya no
eres la persona que fuiste, que has cambiado. Terminas de preparar la comida,
pones la mesa y te sientas a esperar, pasan las horas y tú impasible en tu
asiento hasta que tocan a la puerta, sin prisa vas a ver quién es, los
invitados han llegado, los haces pasar, entran y se sientan en las sillas.
Rostros que hace años no habías visto reunidos allí, los saludas a todos
fingiendo una gran sonrisa, comen, charlan, ven la televisión, todo parece ir
de maravilla cuando sientes una curiosa viscosidad en el suelo, cuidadosamente
bajas la mirada y observas con verdadero pavor lo que está sucediendo; el
chorro de sangra que creíste haber limpiado ha vuelto, razonas, sabes a ciencia
cierta que ha llegado el momento, silenciosamente te deslizas hasta la puerta y
la cierras con llave, nadie podrá salir. Coges el rifle que recelosamente
habías guardado la noche anterior, todos se te quedan mirando, pobres
infelices, sin más empiezas a disparar a una velocidad impresionante, a la
velocidad de alguien que ha pasado años planeando el momento. Una vez acabado
el trabajo vuelves a sonreír, recoges los cuerpos y los llevas al cuarto que tienes
en el fondo del pasillo, los colocas sobre los que ya se encontraban ahí y
pones debajo de la puerta varios trapos, la sangré no se volverá a escurrir,
agarras tu agenda telefónica y al ritmo de la 9ª sinfonía revisas los números
de las personas que invitarás a una reunión el día de mañana.
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