sábado, 21 de junio de 2014

El mal hablante de la Unión.


Como marca la tradición Dibny y Debca cada decimonoveno día del tercer, quinto y treinta doceavos días del mes era obligatoria a lectura de un cuento o historia a algún menos, pero a falta de ideas…
El señor Sprint ya hacía mucho que se había quedado sin alguien a quien narrarle una historia sus hijos, dos ingenieros recién graduados habían fallecido en un aparatoso accidente de tránsito mientras a travesaban el manto inferior de la Tierra, el Sr. Sprint quedó muy mal tras la desgracia, por suerte aprendió a olvidar, o eso creía.
Malditos fueran los avances en genética de la Humanidad, el retar ahora una tradición era peor que un tiro en la cabeza, al menos esos te mataban.
El Sr. Sprint incapaz a su edad de siquiera atreverse a soportar ese sufrimiento les narraba cuentos inventados por él a los pequeños niños del barrio, lo hacía hasta que se lo prohibieron, al inicio no se preocupó pues algo se le tenía que ocurrir, nada, nada y nada, se le ocurría mientras su mente permanecía en paz. Hasta que la hora llegó.
Leyó la carta que le mandó el Supremo Consejo Planetario y no supo que hacer, a partir de entonces actuó como muerto viviente; no comía, no hablaba, descuidó toda su vida.
Momentos antes de que okuparan las tropas leales al oficialismo la residencia del Sr. Sprint él comenzó a narrar:
-Hace ya milenios, muchos milenios, se avecinaba el fin del mundo, todo esto sucedió en una época en que existieron dos seres sumamente poderosos, y debido a los conflictos que causaban sus pensamientos opuestos existía el peligro latente de un enfrentamiento. Pero no eran estúpidos, una pelea como tal nunca la confrontaron pues conocían sus consecuencias, gracias a ellos el orbe sigue latente, sin embargo uno tuvo que ceder décadas más tarde debido a la presión ideológica de su adversario, todos conocemos esta historia, pero las cosas no son como las cuentan…
Nunca pudo concluir su historia, había desafiado a la Unión y la Unión le cobró factura, ese día el longevo Sr. Sprint de 180 años de edad falleció a manos de tropas leales al establishment, Sprint estuvo a muy poco de dar a conocer la verdad detrás de la cortina de hierro que ocultaba la realidad de los antepasados de la Unión, únicamente Vladimir; el Líder del Imperio y Sprint eran capaces de derrumbar a la nación.
Ahora tras este, el último asesinato el poder del Martillo, la Hoz y las Estrellas quedaría en secreto para siempre. Nunca más e pondría en riesgo la estabilidad de la Unión, nunca más.




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