viernes, 26 de diciembre de 2014

A doscientos años



Buenas mañanas las que se cargan en ocasiones, bonitos los pájaros que en las puntas de los árboles canturrean canciones inentendibles y que cada uno moldea y da forma, baratas las tristezas y alegrías que se viven cada vez que resulta necesario el sentirlas, fundamental para el acto simple y vital de no dejar pasar los días.

Yo en cambio, ahora enfermo y en cama, sopeso como cualquiera lo que ahora habito, las relaciones con mi novia y mis casquivanías. Las caprichosas formas que las nubes crean a su encuentro con el viento, como yo con ella. Los muertos que en otros países y reinos de imaginación son por no encontrar la paz. La Paz, mucho más que la capital de Baja California Sur es en ocasiones un hecho. Pero no en mi país, en mi país con 60 mil muertos civiles en un año, en mi país que únicamente uno con guerra interna lo supera en escala de violencia, de muertos inocentes donde la paz no se encuentra.

En mi país, no el de los políticos donde todo marcha de maravilla, donde todos ganan miles y miles mensuales, no en el suyo donde la realidad se altera para hacer factible que el motor económico nacional se privatice, y que esto nos haga más ricos, más felices.

En mi país donde se vive amordazado, envilecido, anonadado, sugestionado por los medios de información, donde o son las Águilas o son las Chivas, o es Jenny o es Guzmán en vez de Octavio o Taibo, o letras, o información, o algo.

Donde tenemos la mayor cadena de televisión en el continente, a 8 de los 100 hombres más ricos del mundo, una historia y cultura inmensa... pero no voluntad, carecemos del factor de reacción, parece que la dictadura perfecta logró quitárnoslo, junto con la dignidad o los sueños.

Porque es Estados Unidos, porque es culpa del PRI y el PAN, porque otros no hacen algo, porque el gobierno es una mierda; porque así nos gusta.

Porque ni Estados Unidos es el maldito demonio que nos han vendido, y es que el mexicano ve al rico poderoso y lo mata, o busca hacerlo. Y es que preferimos volver a todos pobres que volvernos ricos, es que nos hemos bajado los pantalones frente a EEUU; cantamos sus canciones, comemos sus productos, amamos sus cantantes inflados y sin talento.

Porque al PRI y al PAN los elegimos nosotros, porque las últimas elecciones si bien impunes fueron por elección popular, ¿Alguien recuerda a los 70 años de priato? ¿Alguien recuerda a los muertos en Chiapas? ¿Alguien olvida los partidos del América? Y por el lado del PAN es lo mismo, y es que dejamos que un partido de oposición se convirtiera en adlater del Partido (con mayúsculas). Pero México, mi México no entiende que son lo mismo, que siempre lo fueron.

Preferimos oír a grupos de Irlandeses o canadienses poperos y amaestrados, resultado de culturas que progresan y sirven para vender, porque si queremos comprar la mierda de otros países por ahí empieza el problema, y es que este no es el solo escucharlos sino la enajenación que causan, la predilección a ir a sus conciertos que exigir nuestros derechos.

Ahora que veo el atardecer desde mi ventana al lado del sillón comprendo que el futuro no nos alcanzara, sino que ya es. Siempre habitamos el futuro aunque no lo manejemos. Ahora mismo veo un corazón, un país entre las brisas, entre un futuro complicado.

No soy la persona indicada para saber hacia dónde nos dirigimos, pero antes de acabar estas palabras ofrezco una advertencia a nuestro pueblo; No siempre es la hora indicada.
Ahora culmino el texto creado, como ojalá terminaran todas las historias; sin un fin y con esperanzas, que aunque infundadas e improductivas me guían, como a muchos a seguir luchando, contra viento y marea para asegurar a largo plazo la salvaguarda de los logros ganados, y que retemble en sus centros la Tierra al sonoro rugir del cañón. 


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