lunes, 4 de agosto de 2014

Cuestión de entendimiento.


Ya no podía parar, muchos se lo advirtieron demasiado tiempo atrás, le advirtieron que no empezara, pero él en su prepotencia e individualidad no tomaron en cuenta las advertencias, y como bien la habían dicho llegó a ese punto en el que ya le era imposible parar, lo perseguían. Él intentado hacer historia para su pueblo hizo historia para todos los demás; una historia trágica y desoladora.

Siguió y siguió hasta como ya sabía le llegó el momento de caer, le recorrió la angustia, lo habían alcanzado, “No te resistas” le dijeron, “Te ayudaremos”. Pero él con sus costumbres arraigadas desde el inicio de su historia no se dio opción. Dio una resistencia espectacular, magnífica, pero nadie puede contra el Ejecutor, era imposible hacer algo ya por él.

No entendía, se negaba a entender como él “El omnipotente” no podría salvarse, no entendía, no entendió y se extinguió sin entender.

De haber hecho a un lado su xenofobia, su individualidad, su prepotencia y su orgullo hubiera podido seguir ahí en pie, tan poderoso como lo hubiera sido toda la eternidad; tenía las herramientas, la habilidad, la inteligencia; se lo merecía.

Conmocionó al Universo, todos se inclinaron a sus pies, cuando empezó no creímos que se dejaría vencer, ya que el mismo se lo había predicho, pero no entendió, nunca lo hizo.

Pobre Humanidad.



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